domingo, 16 de agosto de 2015

SAN SEBASTIÁN, MÁRTIR





Imagen que preside la Parroquia de San Sebastián – Mediados del siglo XX
Obra del imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo
Montilla


Poco se puede probar históricamente acerca de San Sebastián, más allá del martirio que sufrió.

Del trabajo sobre él realizado por la profesora Helena Carvajal González, de la Universidad Complutense de Madrid, Dpto. de Historia del Arte I (Medieval), 2015, titulado San Sebastián, mártir y protector contra la peste (https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2015-06-03-San_Sebasti%C3%A1n.pdf), extraemos lo siguiente:

"Sebastián fue, según la tradición, un santo oriundo de Narbona y criado en Milán que llegó a ser centurión de la primera cohorte romana en época del emperador Diocleciano. Por animar a sus compañeros de armas a aferrarse a la fe cristiana fue condenado a morir atado a un árbol y asaeteado, aunque sobrevivió a este martirio. Tras recuperarse de sus heridas, asistido por una dama romana llamada Irene, viuda del mártir Cástulo, Sebastián volvió a interpelar al emperador, quien ordenó que fuera apaleado hasta morir. Su cuerpo fue arrojado a la Cloaca Máxima pero el propio santo se apareció a santa Lucina para pedirle que le diese una adecuada sepultura.

Según Guibelli, posiblemente fue martirizado entre 303 y 305, coincidiendo con una serie de edictos contra los cristianos.

Su gran importancia en la Edad Media radica en que, por su primer martirio, se le consideró uno de los principales protectores contra la peste, enfermedad que tradicionalmente se relacionaba con una lluvia de saetas. También era patrón de oficios relacionados con el hierro y las flechas, como los arqueros, ballesteros, tapiceros, o vendedores de este metal.

La fuente más antigua conservada sobre el martirio de San Sebastián es la Depositio martyrum, redactada hacia mediados del siglo IV, en la que solo se constata el nombre del mártir, su lugar de enterramiento en las catacumbas y la fecha de su festividad, el 20 de enero.
En el Comentario al salmo CXVIII, escrito en el siglo IV, san Ambrosio arzobispo de Milán señala su origen en Narbona en una familia cristiana, su infancia en Milán y su traslado a Roma.

La presencia de San Sebastián en el arte medieval de la Europa occidental es frecuente y abundante en toda su extensión cronológica y geográfica, si bien, por su carácter de protector contra la peste, será especialmente relevante en los últimos siglos de la Edad Media, coincidiendo con las principales plagas de la enfermedad durante el XIV y XV, prolongándose su relevancia a la Edad Moderna.”

GOZOS DE SAN SEBASTIÁN

En multitud de lugares se cantan a San Sebastián los llamados "gozos", tan variados como los sitios donde se cantan. Los gozos son una composición poética en loor de la Virgen o de los santos, que se divide en coplas, después de cada una de las cuales se repite un mismo estribillo. En nuestra parroquia, como tradición centenaria, según los más mayores, ésta es la letra:


Pues eres tan poderoso
en presencia del Señor,
oye Sebastián glorioso
al que pide tu favor.

Bajo el militar vestido
de una corte terrenal
sirves al Rey celestial
con ánimo decidido.
En tu pecho va escondido
tesoro de santo amor.
Oye Sebastián glorioso
al que pide tu favor.
2
Al cristiano visitabas,
que en las cárceles gemía.
Tu mano lo socorría,
sus lágrimas enjugabas.
Con caridad alentabas
su combativo valor.
Oye Sebastián glorioso
al que pide tu favor.


3
Tus palabras y razones
tal fortaleza tuvieron
que a todos ellos vencieron,
ganando sus corazones,
y bravos como leones
murieron por el Señor.
Oye Sebastián glorioso
al que pide tu favor.
4
Este pueblo confiado
pide a Dios de tu bondad
lo libre de todo mal,
del terror y del pecado.
Danos salud y el preciado
don de tu grande valor.
Oye Sebastián glorioso
al que pide tu favor.


Escuche la melodía


ORACIÓN LITÚRGICA

Te rogamos, Señor, nos concedas el espíritu de fortaleza, para que, alentados por el ejemplo glorioso de tu mártir San Sebastián, aprendamos a someternos a ti antes que a los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo.

domingo, 2 de agosto de 2015

EL DEDO DE SAN SEBASTIÁN



1.  LA CRÓNICA MANUSCRITA DEL GRAN CAPITÁN


Obra escrita en el siglo XVI, de autor anónimo. El original se encontraba en el convento de San Agustín de Montilla. Tras la desamortización pasó a la Biblioteca Nacional. Parece que el autor debió de ser una persona que acompañó al Gran Capitán en las campañas de Italia.
En el Octavo Libro, Capítulo XIII, se encuentra esta crónica de lo ocurrido el 10 de octubre de 1503:

"Cómo el Gran Capitán mandó combatir la Abadía de Monte Casino, adonde se había recogido Pedro de Médicis, aquel capitán de quien dijimos atrás.

En uno de los capítulos pasados dijimos cómo Pedro de Médicis, hijo del magno Lorenzo de Médicis, capitán del Rey de Francia, se había recogido á Monte Casino, una abadía de monjes benitos, la cual abadía era de Lorenzo de Médicis, su hermano, que después fué Papa León décimo; y el Gran Capitán, por reverencia del cuerpo de Sant Benito y Santo Acacio y de once mil mártires y de otras muchas reliquias, cuando la otra vez por allí pasó no la combatió por la causa dicha, antes le movió partido que se diese, y el Pedro de Médicis prometió que dentro de seis días se saldría de allí. Mas visto el grande ejército de franceses que venía y tan poderoso, no quiso salirse, pensando de se poder sostener hasta que el campo de los franceses llegase, que venía ya cerca; estúvose quedo y hízose fuerte.

El Gran Capitán requirió á este Pedro de Médicis que se entregase, porque aquello era lo que más le cumplía. Vista su determinación, mandó á ciertos capitanes que combatiesen la abadía y que la artillería les batiese el muro, y que no llegasen á la iglesia, y mandó á Medina, aquel su privado, que ocupase la iglesia, para que no la saqueasen los soldados; lo cual así fué hecho. Los franceses se comenzaron á defender; mas visto el poco fruto quede ello sacaban, y visto que los españoles se subían á lo alto del monte y que jugaban ya la artillería, habiéndoles dado un recio combate, los capitanes de infantería llamados Ochoa y Arteaga, vizcaínos, subieron por una soga puesta por cima de la muralla, y el Arteaga entró por una pequeña abertura que en el muro había hecho una pelota; al cual siguieron sus alférez compañeros de bandera. Fué tanta la priesa que los soldados se dieron á los entrar en aquella abadía, que fué cosa maravillosa. El Medina (*) con ciertos soldados, á quien el Gran Capitán encomendó aquella guarda, defendieron las reliquias de los santos, que estaban puestas en un grande árbol todo de plata, y colgados de las ramas el cuerpo de Sant Benito y Santo Acacio y muchas y muy diversas reliquias de muchos santos. Los soldados robaron cálices y cruces y ornamentos y frontales, casullas y dalmáticas con los candeleros de plata; lo cual todo lo compró el Gran Capitán á los soldados y lo volvió sin quedar cosa alguna y todo lo restituyó al monasterio. El Medina tomó de aquellas reliquias un dedo de Sant Sebastián para traer á Montilla, y lo dio á D. Pedro de Córdoba, Marqués de Priego, y está hoy en Sant Sebastián de Montilla, y los monjes lo tuvieron por bien, y el Papa le dio licencia para que lo llevase por haber tan bien guardado todas las otras reliquias.

Todas aquellas reliquias tomó el Medina y las puso por inventario, y las entregó á los monjes delante del Próspero y del Duque de Termoli. Tomó también aquel Medina un pedazo del lienzo que Nuestro Señor tuvo ceñido cuando lavó los pies á sus discípulos, los cuales le fueron dados por la fiel guarda que hizo de las reliquias, como hemos dicho. En dos cajitas de oro las tiene hoy doña Catalina Hernández de Córdoba, Marquesa de Priego, y el Papa dio al Medina, como dijimos, la licencia para las dar al dicho Marqués, con condición que ningún interese recibiese por ellas."

(*) Al margen de letra del siglo XVII: «Este Medina se llamó Pedro Gómez de Medina».

2.  JOSÉ PONFERRADA GÓMEZ

Hemos visto cómo el Gran Capitán tomó de las reliquias de Monte Casino (aparte el trozo de lienzo) solo la de un dedo de San Sebastián para enviarlo a Montilla, a la iglesia de San Sebastián. Y allí estuvo no sabemos por cuanto tiempo. Sin embargo, esta iglesia pasó por circunstancias lamentables, usándose en los tiempos de la segunda república y posteriores como salón de ensayos musicales, sala de proyecciones, etc. Afortunadamente, no sabemos cuando, alguien se preocupó de la reliquia y la llevó al monasterio de Santa Clara, donde se situó junto a un cuadro de San Sebastián.

Tanto el episodio de Monte Casino, como la reliquia del dedo de San Sebastián, cayeron en el olvido entre los fieles de Montilla. Fue el gran investigador y escritor sobre temas montillanos D. José Ponferrada Gómez el que, volviendo a investigar sobre el tema que nos ocupa, descubrió de nuevo la reliquia en el monasterio de Santa Clara, año 1971 (véase su obra "Espigando en nuestra historia - Cartas y capítulos montillenses" pags. 15-17).

Desde entonces la reliquia se venera en la actual parroquia de San Sebastián, sobre todo entorno a la fiesta del mártir.

domingo, 19 de julio de 2015

EL TEMPLO




Según el Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, tomo VI, pág. 168, el templo de San Sebastián debió de haberse construido en el siglo XIII, tras la conquista de Córdoba por Fernando III, el Santo. Otras opiniones (véase el estudio que sigue de D. Manuel Nieto Cumplido sobre la portada gótica lateral) datan una primitiva construcción a comienzos del siglo XV, y una construcción posterior en el siglo XVI.

Según antiguas tradiciones, recogidas por José Morte Molina en su obra Montilla - Apuntes históricos de esta ciudad , 1888, pág. 97, Isabel la Católica pasó por este templo, camino de Granada, en 1491.

De las tres portadas actuales del templo, la principal es la de la foto de arriba, pero su aspecto data de 1956, tras la reforma del templo cuando se hizo parroquia. Antes de ello, y desde 1818, la portada era como se aprecia en la foto siguiente:




Antes de 1818 esta portada no existía. Tampoco existía la portada lateral que se abrió en 1956 para la entrada de féretros en las exequias. Es la que se ve en la foto siguiente, donde el bajorrelieve de encima del portal es de 2006, a los cincuenta años de instituirse la parroquia:


También son de destacar las columnas, en las que se aprecian reminiscencias del románico:


LA PORTADA GÓTICA LATERAL
(Comienzos del siglo XV)



Era la única portada antes de 1818. Como en otras muchas iglesias de estilo gótico-mudéjar, una portada lateral. Además, de aspecto totalmente similar a otras, como la de la parroquia de Santa María de Trassierra, en Córdoba, que es del siglo XIV:


O la del Santuario de Ntra. Sra. de la Fuensanta, también en Córdoba, que es del siglo XV:



D. Manuel Nieto Cumplido (Director del Secretariado Diocesano para el Patrimonio Cultural. Canónigo Archivero de la Santa Iglesia Catedral), reconocido experto en la historia de nuestra diócesis, hace el siguiente estudio de la portada del templo de Montilla:

La portada de la nave del Evangelio, más antigua que el templo, parece proceder del edificio anterior a la construcción del siglo XVI. Para su datación y la de la ermita primitiva, habrá de tenerse en cuenta que las primeras noticias de Montilla parten, respecto a su castillo, de 1333, y respecto a su poblamiento como lugar se tiene como primera fecha la de 1343, tal como tengo expuesto en mi trabajo "Aproximación a la historia de Montilla en los siglos XIV y XV" (VV. AA., Montilla, aportaciones para su historia, 1982, pp. 265-311).

Por otra parte, la devoción a San Sebastián como protector contra la peste llega a la capital en 1363 y se extiende en los pueblos de la diócesis a partir del primer cuarto del siglo XV.

No puede ser, por tanto del siglo XIII, sino más bien de comienzos del siglo XV, aunque la tipología de portada que sigue ésta de Montilla se encuentre en la capital desde el siglo XIII y en la iglesia parroquial de Santa María de Trassierra ya a camienzos del siglo XIV. Las mismas características tiene la de la nave del Evangelio del santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, terminada hacia 1464.